RUTA TEMPLARIA EN MALLORCA - CAMPANET.

 LA ORDEN TEMPLARIA EN CAMPANET

El Oratorio de Sant Miquel de Campanet tenemos que englobarlo dentro del contexto de las denominadas como “Esglesies del Repoblament” son aquellas que se construyeron después de la conquista de Jaime I en 1229.




El conjunto del Oratorio de Sant Miquel de Campanet lo conforman un templo y el antiguo cementerio. El templo tiene unos 14m de largo y 11m de ancho. Es de planta rectangular, con tres tramos divididos en por dos arcos (en uno se refleja la fecha de su construcción) de diafragma, que descansan sobre unos pilastras que sostienen una cubierta de madera.




En el interior hay varios retablos, pero uno de los más bonitos es el que hay en el Altar Mayor donde podemos ver al Arcángel San Miguel flaqueado por San Sebastián y San Antonio Abad que cubren un antiguo Cristo de pequeñas dimensiones. También es destacable el retablo donde se pueden ver tres imágenes en el exterior del pulpito donde se pueden ver: San Pedro, San Miguel y San Juan Bautista, este último y algunas otras aportaciones sobre el lugar lo relacionarían con la Orden Templaria.

Al lado del templo hay un coqueto cementerio y que se utilizó como camposanto del municipio desde sus orígenes hasta 1927 cuando se construyó el cementerio municipal.

Es un cementerio con muchas tumbas situadas en la tierra y entre ellas hay una historia de amor inmortal pero no tuvo un final… feliz.

Nos trasladamos a la Mallorca del siglo XIX, concretamente, a Campanet. Allí un suceso terrible había tenido lugar en la iglesia parroquial, ya que se había derrumbado el coro y se había producido una víctima; una chica llamada Isabel Pons que había fallecido. Su chico, Matías Pujades estaba muy enamorado de ella, le hizo esculpir una lápida y cada día se acercaba hasta la tumba para dejarle un ramo de rosas rojas. Sin embargo, él no pudo superar la pérdida de su chica y un día a las afueras del pueblo se ahorcó colgándose de un árbol; su cuerpo fue enterrado fuera del camposanto en una tumba anónima.



La historia toma tintes que traspasan “la línea que separa la realidad y la fantasía” y que bien podría servir de guion para una película. Resulta que cada día 1 de noviembre, coincidiendo con la festividad de Todos los Santos y en la que la gente acude a dejar una flor a sus seres queridos; en la tumba de Isabel siempre ese día aparece una rosa roja.

REDACCIÓN.

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